Para que uno tenga una idea de porque nos sentimos orgullosos de apoyar esta obra en los últimos tres veranos es que tenemos que conocer un poco mas de ella y es por eso que queremos compartirlo con Uds.
En el año 1976 nace la Diócesis del Quilmes, compuesta en una gran mayoría por barrios humildes. En aquellos años difíciles donde era muy difícil reunirse y mucho mas realizar grandes convocatorias; por la convicción de un sacerdote, el Padre Gino, comienza a agruparse con los mas necesitados, con sus limitaciones y gracias a las donaciones recibidas y la solidaridad de algunos se crea una casa para encuentros de evangelización en Florencio Varela. Este sacerdote que hasta el día de hoy sigue con la misma fuerza y entusiasmo en las tareas que realiza consigue que los Padres Salesianos le donen un terreno aledaño al complejo habitacional Pepsi y es ahí donde en el año 1982 se coloca la piedra fundamental de la Casa de Ejercicios Cura Brochero. Tal cual nos contó él, así es que en ese momento se organizaron los voluntarios en campamentos de trabajo, en número de 300, contando con albañiles, peones, todos con la única finalidad de arreglar la casa para sus hermanos más pobres.
Luego de tres meses los hombres comenzaron a llegar con sus familias y así en cada campamento de trabajo se unió el sacrificio con la misa y la mesa. De esta manera se consiguió que los más pobres se convirtieran por una vez en protagonistas y no en eternos espectadores de los procesos.
En el año 1985 comienzan en la comunidad de la Parroquia Nuestra Señora del Milagro de Bosques los campamentos infantiles brocheritos, como respuesta de servicio a los chicos más necesitados de los barrios. Actualmente no se inscriben en las parroquias, sino que casa por casa, de las más humildes de cada barrio son visitadas y así inscriptos los niños. Cada año participan 16 barrios con un total de 250 chicos por semana, 50 jóvenes y 25 adultos de esos mismos barrios, que ingresan el lunes por la mañana y se retiran el viernes por la tarde.
Durante los meses de enero y febrero participan entre 2.000 y 2.300 chicos, 400 jóvenes y 200 adultos.
Son seleccionados los niños para que puedan contar con una semana de vacaciones en un ámbito de contención, donde todos son tratados sin las agresiones a las que permanentemente están expuestos y para que puedan en ellos empezar a generarse la iniciativa a la superación; son coordinados por los jóvenes de esos mismos barrios para crear un circulo virtuoso de respeto hacia el prójimo y un sentido de responsabilidad. Los adultos son los que con su trabajo desinteresado elaboran las cuatro comidas diarias.
En este ámbito cada uno cuenta con una cama individual (situación a la cual no están habituados), tienen las cuatro comidas aseguradas, actividades recreativas y en la actualidad hasta una pileta para el esparcimiento.
Nosotros nos sentimos orgullosos de colaborar con esta obra desde hace algunos años proveyendo la carne para la elaboración de la comida. Esta es nuestra forma de apoyo a la inclusión.